Sentirse débil puede inducir una rutina espiritual aburrida. Descubra el secreto de su debilidad y dónde reside la fuerza.
El verano es una estación hermosa: el sol, la playa, las vacaciones. Pero creo que el verano puede ser una gran distracción. Nuestra relación con Dios puede comenzar a parecerse al clima en modo de relajación. Esta semana ciertamente sentà eso: acostarme perezosamente y hacer muy poco para impulsar aún más mi relación con Dios. Necesitamos descansar, eso es muy cierto. Sin embargo, este estado me dejó sin preparación para una batalla que surgió poco después. Fue como una de esas olas que te golpea y te sumerge en el agua, donde más olas trabajan juntas para mantenerte abajo.
Un pequeño susurro pasó por mis labios: "Extraño ser fuerte".
Más tarde, estaba escuchando un sermón que hablaba de nuestra fuerza en Cristo, trabajando para elevar el espÃritu de sus oyentes: y ciertamente lo hizo. Sin embargo, encontré un pequeño susurro pasar por mis labios: "Extraño ser fuerte".
Me sentà más débil de lo habitual. Como si hubiera recibido la cantidad justa de fuerza para ayudarme a ponerme de pie pero no lo suficiente para comenzar a ayudar a los demás, que es a lo que estoy acostumbrado. Personalmente, cada vez que conquisto una batalla, mi oración inmediata es casi siempre la misma: "Señor, ayúdame a usar esta nueva arma para ayudar a aquellos que enfrentan la misma batalla". Pero esta vez no funcionó. TodavÃa me sentÃa débil.
El Señor me mostró una visión no mucho después de que vi un gran muro de ladrillo frente a mÃ. Me encontré frente a él sin tener idea de qué hacer a continuación. Entonces el Señor me dijo, adelante. Obviamente, protesté porque terminarÃa chocando contra la pared si hiciera eso. Pero insistió: seguir adelante.
Finalmente, obedecà y di un paso adelante, esperando que nada más que una pared de ladrillos me hiciera cosquillas en la piel y chocara con mis rodillas. Pero, por supuesto, el "sin embargo" apareció en esta historia: parece suceder mucho con Jesús. Él siempre toma nuestras expectativas y pone un lado al lado.
La pared de ladrillo de repente se convirtió en una escalera. Los mismos ladrillos que pensé que habÃan construido este muro gigante fueron los pasos que necesitaba para conquistarlo. Avancé de un lado a otro con incredulidad. HabÃa sido una escalera todo el tiempo, pero de alguna manera mis ojos no podÃan verla. Todo lo que necesitaba era avanzar y confiar en que Dios abrirÃa mis ojos a lo que realmente estaba delante de mÃ.
¡Sigue avanzando y confÃa en que Dios te abrirá los ojos a lo que realmente está delante de ti!
Quizás hoy también estés frente a una pared de ladrillos. Tal vez te estés diciendo a ti mismo, extraño ser fuerte, extraño ver escaleras desde el primer momento. ¿Por qué solo veo muros y obstáculos?
En esos momentos, esa misma distracción del aburrido estado del verano nos golpea en lo espiritual. No podemos orar, perdemos energÃa, motivación y todo se convierte en una memoria de cansancio en escala de grises, una rutina que nos hace sentir distantes de Dios y, a su vez, golpear paredes de ladrillo que no se sacudirán ni se moverán.
Yo sentà lo mismo. Era como si no tuviera razón para adorar o cantar. Entonces no lo hice. Como si Dios no fuera tan hermoso como lo habÃa recordado. Como si todas las promesas que me hizo de repente ya no tuvieran poder sobre mÃ. Su verdad no parecÃa más que un conjunto repetitivo de declaraciones que no me vigorizaban ni me revivÃan como solÃan hacerlo. Yo era débil. Dulled
Por supuesto, podrÃa sentarme aquà y decirte cómo eran todas las mentiras y cómo el enemigo estaba atacando, y asà sucesivamente. Pero lo más probable es que ya sepas estas cosas. Sabes que sentir de esta manera solo prueba que alguien más está trabajando en tu contra, y tu enfoque acaba de cambiar del que tiene la Verdad al padre de las mentiras.
Lo que necesitaba era una buena sesión de adoración. Asà es como todo se desbloqueó para mÃ. ¡Lo recomiendo! Asà fue como el color volvió a mi vida. Acabo de comenzar a adorar y cantar. Incluso si inicialmente mi corazón todavÃa estaba muy lejos de eso, empujé. Empujé hasta que pude ver su gloria una vez más. Reabrió mis ojos a Su belleza y a cuánto habÃa extrañado Su presencia.
"La batalla es del Señor", me dijo.
Y te está diciendo lo mismo hoy. La batalla es suya. No tenÃa fuerzas para pelear conmigo mismo. Entonces lo ganó por mà y me dio la victoria.
"Tu debilidad no es un obstáculo, es una ventaja". (Steven Furtick)
Quizás no necesites pelear después de todo. Tal vez solo necesites disfrutar de la gloria de la victoria que ya tienes. Es posible que no lo vea ni sienta ninguna luz o energÃa. Puede sentirse frágil y diferente a usted, como lo hice yo, pero eso no lo debilita.
El EspÃritu Santo me susurró al oÃdo, cuando pensé que extrañaba ser fuerte, no eres débil. Tu fuerza simplemente se prueba de manera diferente. Y tu debilidad no es un obstáculo, es una ventaja.
Toma la llamada debilidad que ves: ya sea una situación, una persona, una emoción, tómala y declara sobre ti mismo que en realidad es una ventaja. Está ahà para impulsarte, para pararte como tu escalera; llevándote más alto, más cerca de Dios, sus promesas, su destino para ti.
En el nombre de Jesús, declaro esta rutina espiritual, esta 'debilidad' en escala de grises como un lugar de vida y avance sobre ti. Uno que Dios te revelará, incluso mientras lees esto, como una ventaja para tu futuro. Lo más importante es que todavÃa tiene fuerza, es solo un tipo diferente; Es una resistencia por la que el Señor no podrÃa estar más orgulloso de ti.